Descubriendo el 1%

Tenía ganas yo de cerrar este 2013. Ha sido un año muy difícil en muchos aspectos de mi vida, pero aún así, siento que algo nuevo está emergiendo de toda la experiencia vivida. Esto es la vida, y hay que vivirla…

De vivir la vida va esto hoy, y de los momentos que la componen.

Una de las reflexiones que me hago últimamente tiene que ver con vivir la vida, o mejor dicho, de la forma que tengo de vivir la vida. No me canso de escuchar a otros, o a mí mismo, llenarme la boca con palabras que tienen que ver con la importancia de vivir la vida intensamente, de hacer lo que te apasiona, lo que te llena…

Qué bonita es la teoría, y qué bonito es oírlo, y sentirlo… pero también qué difícil el hacerlo realidad…
Me encantan esos vídeos inspiracionales que circulan por la red, como el que he colgado, que te hacen pensar y reflexionar, te ayudan a detenerte por unos instantes y desconectar del cúmulo de cosas que integran la rutina diaria. Pero a veces, me descubro a mí mismo creándome unas expectativas irreales, lo que al final puede provocar frustración.

Viajar, romper con el aburrimiento de la rutina diaria, descubrir nuevas experiencias, conocer culturas diferentes, convertirte en aventurero a lo Walter Mitty, es maravilloso, pero a veces (o mejor dicho, muchas veces), no es posible llevarlo a cabo.

  El mundo nos necesita

Entonces, ¿en qué quedamos, nos quedamos como estamos o nos tiramos a la piscina? Para mí, la solución como siempre, está en buscar, explorar, moverse, para encontrar el ansiado equilibrio.

Está bien soñar y volar, sin perder de vista la tierra. A veces tendremos que pisar tierra firme y enraizar, y a veces tendremos que rebelarnos, no conformarnos, y volar. La clave está, desde mi perspectiva, en no perder de vista ninguno de los dos aspectos, en aprender a incorporar lo bueno que aporta una posición que me encanta: la posición “del ambos”.

Una reflexión que a mí me ayuda, es la siguiente: Yo no puedo ir ahora a Perú, no puedo pillarme un “longboard” para descender las laderas de Islandia, entre otras cosas, por motivos económicos, familiares, o los que sean (aunque no lo descarto, eh?), pero pienso ¿qué es lo que me seduce de lo de Perú, qué es lo que me atrae del descenso en “longboard”? No es Perú, en sí, SINO LA EXPERIENCIA VINCULADA a Perú, al descenso con el longboard, puesto que conectan con cosas muy importantes para mí, con aspectos internos que tienen una significación muy profunda y que me ayudan a sentirme vivo, y a seguir construyéndome como persona. Entonces, ¿cómo conectar aquí, hoy y ahora con eso que es tan importante para mí?

  Y tú, ¿educas o inculcas?

Hace poco leí en un libro una afirmación que me parece súper interesante: en nuestro día a día, hay cosas que cada día podemos hacer y que pueden marcar la diferencia. O dicho de otra manera, hay un 1% de cosas que puedes hacer en tu día a día que condicionan el 99% restante. Esto no quiere decir que ese 1% sea fácil de llevar a cabo, en absoluto. Pero si somos capaces de identificar y llevar a término en nuestro día a día ese 1%, esa diferencia que marca la diferencia, ¿cómo cambiaría nuestra rutina?

La vida está llena de momentos, como bien dice el vídeo. Hasta que llegue el momento de descubrir Islandia en longboard, ¿cómo dotar de calidad y significado a mis momentos?

Quizás no haga falta viajar tan lejos…

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